Elvas, rincón del Alentejo

Elvas, esencia de Alentejo

Pasas la frontera de manera casi imperceptible. Los letreros pasan a estar escritos en portugués y poco más.

Lo primero que llama la atención es el descomunal acueducto de casi 13 kilómetros, mandado construir en los siglos XVI y XVII ante la insuficiencia  de agua para una población creciente.

Como es una ciudad con doble amurallamiento, hay que pasar al interior del recinto para ver su casco antiguo. Te das cuenta de que el pasado fue un tiempo mejor. Ahora hay un ambiente un poco decadente, de melancolía portuguesa, unido probablemente a una crisis económica en las últimas décadas que han retraído las iniciativas de restauración.

Hay casas muy bonitas, rincones preciosos. Pero el potencial es muy superior a la realidad. Con dinero podría ser una ciudad muy turística, favorecida por sus monumentos, su proximidad a la frontera española…

Tuvimos la suerte del cambio horario, por lo que llegamos a la una del mediodía y, pese al sofocante calor, nos permitió realizar la visita antes de comer. Después hubiera sido casi imposible, con los 45 grados.

Hay que callejear. Es una pequeña población de poco más de 20.000 habitantes y el casco antigüe dentro de las murallas se recorre fácil, aunque haya pendientes en el camino hacia el castillo.

La plaza central es coqueta, con el ayuntamiento y la iglesia principal. La foto es obligada.

Una última recomendación. Seguro que hay otros buenos restaurantes, pero en el que estuve comí fenomenalmente. La Adega Regional. Fabulosos los bacalaos (cuatro tipos diferentes) y las brochetas. El famosos porto a la alentejana me decepcionó un poco.

Si no quieres pasar calor, no viajes al sol

Finales de julio. España sufre una ola de calor horrorosa. Hasta las regiones del norte sufren temperaturas a las que sus gentes no están acostumbradas.

Y toca decidir dónde ir de vacaciones. Poner de acuerdo a todos los miembros de una familia es muy, muy difícil. Aunque sea para ir de vacaciones. Y así se llega a una semana antes de empezar las vacaciones sin decidir donde ir.

Así que en el último momento y con un acuerdo de mínimos, decidimos ir a Portugal.

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Portugal tiene muchos kilómetros de costa para la extensión de que dispone. Pese a ello, la influencia amortiguadora del mar no se deja notar en el interior, Los inviernos son fríos y duros y los veranos son muy muy calurosos.

Comenzamos el viaje de madrugada, con 17 grados de temperatura, Cruzamos media España y a las 14 horas (13 horas en hora de Portugal), llegamos a Elvas, nada más pasar la frontera. El termómetro marcaba 44 grados. Pero eso ya es otra historia, la historia de nuestra próxima entrada de blog.

Moraleja: Si no quieres pasar calor, no viajes al sol.