Alfombra de ojarasca

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Pasear por un hayedo, oyendo el crepitar de las hojas que cubren el suelo, formando una inmensa alfombra que lo oculta todo.

Un riachuelo aquí, unas setas allá. El sol luchando por llegar a las profundidades del bosque.

Te das cuenta entonces lo importante que eres en el universo y lo insignificante que eres a la vez.

Melancolía otoñal

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Cada estación del año tiene sus características, sus pros y sus contras. Del otoño me encanta la policromía, los matices, la mudanza de la climatología,…

Y dentro de los matices, las hojas de los árboles a contraluz son una maravilla. Parece que se palpa la vida a través de las líneas, en cada hoja distintas, que se adivinan al mirarlas de cerca.

Una estación sin duda para caminar, para observar, para perderse y así encontrarse a uno mismo.

Hayedo del Betato. Valle de Tena.

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Hay un hayedo en el valle de Tena, a mitad de camino entre Piedrafita de Jaca y Tramacastilla. Supone una excursión familiar (que pueden hacer perfectamente personas mayores y  niños) que a todos compensará su esfuerzo.

Como cualquier hayedo, en esta época está espléndido. Pero además el hayedo del Betato tiene algo especial.

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Del bosque del Betato (bosque prohibido en fabla aragonesa) se cuenta que, antiguamente, las brujas hacían sus reuniones, aquelarres… Es esta tierra de gran tradición en brujería y hasta el cercano pueblo de Tramacastilla se tuvo que desplazar la Inquisición para juzgar hechos de brujería.

Aún hoy en día se puede ver la casita de la bruja o los espanta malos espíritus  colgados de este o de aquel árbol.

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Un detalle especial y propio de estos bosques de hayas es la luz. Nada parecido a los pinares o encinares. Un hayedo maduro como el Betato tiene muy poco sotobosque, árboles grandes y hermosos y la disposición de sus hojas criba la luz del sol de una forma especial.

Con los sonidos pasa parecido, ningún bosque tiene tal cantidad de hojarasca como el hayedo. Sal del sendero y camina despacio. Verás como el sonido de tus pasos se multiplica, ¡pues ahora imagínate que estuvieras por la noche aquí, el movimiento de cualquier ratoncillo se oiría tan claro que parecería que se te acercaba un oso!. O quizás puedas ver una bruja elevarse sobre el suelo y comenzar sus vuelos sobre las hayas.

Esta mezcla de luz y sonido constituye uno de los aspectos que le dan tanta magia a este bosque. Sin duda se trata de un lugar mágico. Sólo necesitas dejar rienda suelta a tus sentidos y que tu imaginación haga el resto.

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El otoño llega a los hayedos

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