Inquietante mirada de la sirena del océano

No se si os habrá pasado alguna vez el veros hipnotizados por un cuadro en un museo, en una exposición,… Os cuento mi historia.

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inquietante mirada

Salida a cenar en el restaurante San Antonio de Cádiz, en la plaza del mismo nombre. Por cierto un lugar muy recomendable si lo que buscas es comida gaditana, al estilo de cómo se cocina en las casas de la gente de Cádiz. Muy buen servicio.

Te sientas y enfrente tienes un cuadro de una mujer sacando la cabeza del agua. Una mujer de ojos oscuros y mirada penetrante que se fija en tí y no para de mirarte, clavándote los rayos de su mirada y sin apartarla ni un momento de tí, con su inquietante mirada. Es una mirada sin disimulo, como de una mujer de las mil y una noches o de las antiguas moradoras de Agadir, que sabe que es la dueña y señora de la situación.

Va transcurriendo la cena y te das cuenta de que cada vez estás más pendiente de la mujer del cuadro y menos de la comida. Mantienes la conversación pero cada vez son más frecuentes los lapsus de atención. Cada vez te interesa más lo que intenta decirte la mujer y menos los temas que van sacando el resto de los comensales.

Estás ya en los postres y te notas engullido en una burbuja gigante en la que está la mujer en la piscina, con su mirada salvaje y tú, observándola. Has desaparecido de la cena. Si la gente se fija en el cuadro, te verá incluído en él, en una de las esquinas.

Quizás sea la «sirena del océano» de la que hablaba Lord Byron para referirse a Cádiz que como en leyenda te ha secuestrado para siempre en sus aguas. Lo de la tacita de plata llegó mucho después.

Si te gusta viajar, o la fotografía, o la naturaleza, o La Rioja, o el Pirineo, o el jazz, o conversar, o..... Este es tu blog. Solo una obligación: respeto a los demás.

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