Los gatos negros y la mala suerte. No siempre fue así.

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¿Gatos negros = mala suerte?

A veces se dice como en broma que los perros, al ser alimentados por los humanos piensan de nosotros “Oh, este ser hace aparecer mucha comida de repente, …debe ser un dios.” Y que ante el mismo hecho los gatos murmullan “Oh, este ser siempre me ofrece comida a cambio de nada, …yo debo ser un dios“. ; ). Algo de cierto debe haber en todo esto.

En el Antiguo Egipto se creía que el gato era la reencarnación de los dioses, como Bastet, la diosa protectora del hogar y diosa de la felicidad.

Para los chinos los gatos también eran importantes. Desde China se expandieron por otros países de Asia, y llegaron a Japón en el siglo cuarto. Los chinos decían que el gato era un cruce entre mono y león, debido a la forma de su cuerpo y sus movimientos. Li Shou era una antiguo dios gato, una divinidad relacionada con la fertilidad a la que se hacían ofrendas para mejorar las cosechas.

La historia de los dioses gatos en china es de las más curioso. Se cuenta que los dioses, después de crear el mundo nombraron a los gatos vigilantes del orden de la creación, y para ello tenían el don de la palabra, para poder comunicarse con los dioses y contarles como iba todo. Lo malo es que cada vez que los dioses llamaban a consultas a los gatos, los encontraban jugando, durmiento o relajándose – que raro… ; )

Los pequeños dioses gatos acabaron confesando que a ellos no les interesaba gobernar el mundo, que tenían cosas mejores que hacer, y que cedían el puesto a los hombres que sí estaban ávidos de poder. Los dioses aceptaron y quitaron el don de la palabra a los gatos, para dárnoslo a nosotros. No obstante los dioses se dieron cuenta de que los hombres no comprendían nada de lo divino, y obligaron a los gatos al menos a ser los guardianes del tiempo. Así que en la antigua mitología china, un gato es más de fiar que muchas personas -para que luego los pinten de traicioneros.

Siglos después, la Iglesia Católica los consideró como la reencarnación del diablo, por lo que eran quemados. El negro se identificaba con el diablo por ser el color de la noche, las tinieblas, el infierno…

En casi toda Europa y en Norteamérica se cree hoy en día que un gato negro trae mala suerte si se aleja de ti, pero buena suerte si camina hacia ti.

1 comentario en «Los gatos negros y la mala suerte. No siempre fue así.»

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