Los días que anteceden a la vendimia es frecuente ver a los agricultores, sean de la zona o país que sean, mirar al cielo y estar pendientes de las previsiones meteorológicas. Y no es para menos.
Es una época en la que, al menos en La Rioja, los días van acortando y hay menos horas de luz y sol, el calor es menos intenso y el riesgo de tormenta es mayor. Ha llegado el otoño.
Es por eso que, por una parte se apuran los últimos días para conseguir un poco más de grado y madurez a la uva, pero intentando evitar que una tormenta se lleve el esfuerzo de todo un año por delante.
Así que cuando aparecen nubarrones en el horizonte, los lugareños se ponen un poco nerviosos y esperan que las previsiones acierten y que sea solo un susto y no una mala noticia.
